Silencio
Silencio. El paso sube la cuesta, encajonada en el barrio viejo de la vieja ciudad castellana, gira lentamente. Un redoble marca el paso, despacio. En la calle, al poco, se detienen. Callan los tambores, callan los cofrades, callan los niños y callan los que contemplan la escena. Los cofrades bajan el paso con cuidado y resoplan, un descanso antes de seguir. Un trago de agua, atentos a las órdenes, secas, gritos callados. Y todos miran a la Virgen, llorosa, que sostiene cuidadosamente a su Hijo retorcido en su regazo. Serena, no protesta. Aguanta, sabe. Silencio.