¿cONFINAMIENTO?

¿cONFINAMIENTO?

¿Confinamiento?
¿Qué confinamiento?

Ya lo han oído (si han querido) de boca del mismísimo presidente del gobierno.
No hubo confinamiento. Fue un mal sueño, del que puede que no nos hayamos despertado todavía.

Dice el prenda que asociamos estado de alarma con confinamiento y que esto no es así. Que, finalmente, no hubo confinamiento. No nos toma por tontos, sabe que lo somos y que seguirá ahí diga lo que diga, haga lo que haga.

Ahora vendrá algún idiota de izquierdas a decir que, en realidad, no ha dicho eso exactamente, sino que ha querido decir que en la fase inicial sí hubo, pero después todo se volvió…
Idioteces. Ha dicho que no hubo, lo mires por donde lo mires, oigas lo que oigas. Lo que ha dicho es que somos una pandilla a la que nos pueden mentir a la cara y ni rechistamos.

En realidad, no es la primera vez que nos mienten. Digo descaradamente, porque mentirnos de forma más sibilina lo hacen cada vez que hablo. Me refiero a mentir a voces, en nuestra propia cara. Por ejemplo, cuando muchas veces nos dijeron que la comisión de expertos esa famosa tomaba no sé qué decisión y luego resultó que ni siquiera existía la comisión. Dicho por ellos mismos. Y no salimos a la calle, no gritamos un poquito de indignación, ni siquiera hicimos una mueca de estupefacción.

De forma grosera, nos llevan mintiendo toda la plandemia esta que tenemos encima. Con que el confinamiento era la única manera de acabar con el virus, o aplanar la puta curva, con que el estado de alarma permitía el secuestro masivo, con las mascarillas (ahora no, ahora sí, ahora obligatoria, ahora te multo), con los test que detectan vaya usted a saber, con lo de los asintomáticos, con lo de la distancia, con las fases, con las ayudas, con los ERTES, con los parados… Se me olvidaba la cifra de fallecidos, más falsa que un duro de chocolate.

Y pensar que algunos amigos míos se molestaron porque dije que éramos unos borregos. No sé si se molestarán tanto cuando el señor presidente se lo dice en la cara, como hizo el sábado. Sospecho que no.

Puede que si va a verlos y se lo grita fuerte en la cara, se les tuerza un poco el gesto, como de malestar leve, de incomodidad.

No me digan que no somos adorables. Corderitos adorables, tan sumisos…

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