Ella se adelantó. Tenía que hacer una señal bien visible para que los demás supiéramos dónde estaba.
E hizo un fuego de campamento bien alto, protegido del viento por los montes pirineos, y tan alto que se ve desde más allá de la sierra de Guadarrama, en la meseta, bien al oeste.
Para allá nos dirigimos, hacia allí hemos emprendido el camino.
Sin billete de vuelta.