VAYA VAYA…
Sin comentarios. Bueno sí, uno: me pregunto por qué esto solamente lo he encontrado casi por casualidad, no ha hecho ruido.http://www.abc.es/hemeroteca/historico-11-01-2009/abc/Opinion/la-verdad-del-prestige_912371798664.html
Sin comentarios. Bueno sí, uno: me pregunto por qué esto solamente lo he encontrado casi por casualidad, no ha hecho ruido.http://www.abc.es/hemeroteca/historico-11-01-2009/abc/Opinion/la-verdad-del-prestige_912371798664.html
A veces la vida se pone frente a ti, negra, grande, afilada. Sus ojos te miran fijamente, sin expresión, todo negrura. No te dice nada, pero debes saber, por su porte y su grandeza, que va directamente a por ti. Entonces no corras, no pienses. Colócate de frente, cara alta, pecho arriba, prietos los músculos y serio el rostro. Cítala solamente una vez, con una voz alta, ronca, con la mano arriba y el gesto seguro. Y entonces no te muevas. Ella arrancará, en línea recta, sin vuelta atrás. Sentirás que tus atributos se hacen pequeños, que los pulmones se agrandan y que el corazón late tan fuerte que te da golpes, como un martillo. Sentirás también que debes huir, pero no debes moverte, nada. Tienes que esperar…
El pastor no sale en las fotos, y mucho menos su fiel perro, siempre tras él, sin preguntar. Siempre sale la Familia, la Virgen y el Niño, e incluso San José (padre y no padre). Siempre salen los Reyes Magos (y ahora el gordito de rojo), la Estrella e incluso Herodes y la lavandera. Pero no el pastor que carga su cordero, y mucho menos su fiel perro...
NOSTALGIA DEL AK-47 Ayer estuve limpiando el Kalashnikov. No porque tenga intención de presentarme en algún despacho municipal, nacional, central o periférico, preguntar por los que mandan y decir hola, buenas, ratatatatá, repártanse estas bellotas. No siempre las ganas implican intención. El motivo de emplearme a fondo con el Tres en Uno y el paño de frotar es más pacífico y prosaico: lo limpio de vez en cuando, para que no se oxide. No me gustan las armas de fuego. Lo mío son los sables. Pero el Kalashnikov es diferente. Durante dos décadas lo encontré por todas partes, como cualquier reportero de mi generación: Alfonso Rojo, Márquez y gente así. Era parte del paisaje. De modo que, una vez jubilado de la guerra y el pifostio, compré uno…