Última vez en formación
Escuchó su nombre y comenzó a andar lo más erguido que su cansado cuerpo le permitía, midiendo los pasos que daba sabedor de que ahora era el centro de todas las miradas, concentrado en su tarea. Le hubiera gustado, en este que era el último desfile, sonreír, saludar a su orgullosa y entusiasta familia, pero las cosas había que hacerlas como siempre, pues no estaba allí para celebrar su propia fiesta. La Patrona lo es de todos. Hoy eres tú, mañana será otro, se dijo. Llegó hasta el centro del patio, elevó la mano hasta la sien despacio pero enérgico y observó con el rabillo del ojo cómo la medalla quedaba fijada sobre su pecho izquierdo. Entonces sintió todo el peso de esa cruz verde y blanca. Sintió…