Tribulaciones en la crisis del virus (día 2)

Tribulaciones en la crisis del virus (día 2)

7.753 casos positivos según la página web de ministerio de sanidad. Información oficial que aparece junto a los positivos en europa y en el mundo. Genial estrategia para ocultar datos de los fallecidos, te pongo los datos globales y ya parece que no estamos tan mal.

Como es domingo, casi nadie puede hacer esas cosas que hace los domingos. La nueva religión, o sea hacer deporte, salir a pasear al campo, o ir de cañas, ha quedado recluida en casa, inactiva. La Verdadera, inactivada.

El día transcurre con la normalidad anormal del confinamiento. Todavía pocos están tan estresados como para llegar a la desesperación, pero se asoma uno a la ventana con ganas, con ganas de aire. Socorrida la salida a comprar el pan o tirar la basura, con la envidia de ver a los que tienen perro.

Hace tiempo que tener perro es ser de una categoría social superior a la de tener hijos y en estas crisis se demuestra. Si tienes perro puedes salir sin dar cuenta a nadie y tantas veces quieras. Si tienes hijos, te jodes, no haberlos tenido. Resulta que no son tuyos, son de la celaá, pero se ha escondido la muy ladina y ahora que están en casa no quiere saber nada de ellos. ¿Será que en lugar de madre es madrastra, como la de los cuentos?

Los tarados peligrosos que nos gobiernan se han reunido por videoconferencia para que el presi les diga lo que van a hacer, como si lo supiera. El niño mimado catalán, al que todo padre sabe lo que le hace falta, dice que no obedece, que no nos ajunta. Si no da la nota, no se queda agusto.

Después, la madrileña dice que lo de las peluquerías no está bien, que se fastidie la gente y que no se lave el pelo. Las tintorerías siguen siendo de primera necesidad, como todo el mundo sabe.

Se ve a la legua que las cosas están controladas. Hasta que aparece el vicelíder de la españa vaciada más grande, que es una comunidad formada por dos regiones inexistentes previa y posteriormente, y sale lloriqueando diciendo que les llevemos mascarillas a los hospitales, que se les han acabado.

Es el primer día de este estado de alarma y ya se pelean, van por libre y reconocen que están desbordados, que no saben qué hacer. Pero tu vida, tu libertad y tu propiedad ya se la han quedado (más).

Las terminales mediáticas izquierdistas, o sea, casi las únicas que hay, empiezan a vomitar la consigna, falsa como todas las que vomitan, de que esto no se podía prever. Repito, no se podía anticipar, no se podía imaginar. Y no se avergüenzan, adivinen por qué.

Y que los ciudadanos y las empresas, es decir, todos los malvados, hemos acaparado esos pertrechos tan necesarios para los hospitales. Mañana empezarán a salir noticias de almacenes clandestinos descubiertos y de malvados capitalistas detenidos.

Finalmente, salen los ministros, ministras, ministres y ministrines a comparecer. Vuelta a decir vaguedades y que la culpa es nuestra si nos morimos o si no hay mascarillas. O culpa de otros, pero de ellos no.
Que no nos dan datos porque no. Y que si hay mucho runrun por las redes, las censuran y ya. Vaya, como a mi en mis grupos de móvil, que me aplican censura, como casi siempre últimamente. Decir lo contrario de la masa está mal visto (por la masa). Y nos acabamos cansando. Del todo.

La cosa está tan malita que solamente la de defensa parece tener algo de cuajo, algo de carácter, algo de vida.

De dinero ya hablamos luego, que ahora no sé, no me lo ha dicho el presi (¿o era sánchez?).

Y recordamos la definición de imbécil de la RAE, que debería ser de obligada lectura antes de votar: Tonto o falto de inteligencia.

P.d.: el (no) uso de las mayúsculas es, cómo no, deliberado.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Arsenio Bernal

    Todo un conjunto de despropósitos.
    Y después, ¿qué? Es natural pensar en el horizonte que nos espera. Está bien aportar ilusión, esperanza, coraje… (Esto solo cuando (des)gobierna la izquierda, si lo hace la derecha solo hay insurrección sin miramientos). Sin embargo, malas o mendaces medidas económicas, posibles disturbios generalizados, paro, ¿hambre?, desabastecimiento, parálisis, desbandada de traidores (Euzkadi Catalunya)… ¿El fin de una nación secular?
    No pinta bien, no.

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