140.510 casos y subiendo. Las chorricifras han empeorado, esas chorricifras que pretenden que aceptemos como veraces e impecables. Ellos lo intentan y el ejército de tontos útiles que tienen en las redes se empeñan en presentarlas como las mejores del mundo, llegando a decir, incluso, que «otros países tampoco cuentan todos los casos», frase con la que, sin más, se descubre el pastel.
Pero, además, es que la misma que sale a dar el parte, será portavoza digo yo, nos suelta, sin ruborizarse, que aumentan «ligerísimamente» por los ajustes del fin de semana. O sea que, estando en un estado de excepción (alarma lo llaman fraudulentamente, como lo que es, un fraude), la gente no puede salir de casa, los sanitarios no descansan, los superfluos baten las calles sin descanso, pero ellos y su caterva de funcionarios de pacotilla no trabajan del todo el fin de semana. Ni siquiera para darnos unas chorricifras decentemente falsas. Son aprendices hasta de dictadorzuelos.
Más o menos abultadas, la comparación que se puede hacer, a poco que uno tenga un poquito de decencia mental, con el resto de países, muchos de ellos de nuestro entorno como les gusta decir a menudo, es de bochorno. De bochorno para ellos, si supieran lo que es, y de bochorno para todos nosotros, por haberlos elegido para estar al frente, con y sin pandemia.
La mentira sobre los números es tan evidente que los partidos de la oposición comienzan a preguntar en el congreso. Algo es algo, vamos, que nos estamos muriendo, un poco de ímpetu, de ganas, de huevos. Vamos con ganas a por ellos, coño.
El día en el viejo reino ha sido gris, pasado por agua, tristón. Pero en las noticias parece que ha salido el sol, ese sol primaveral que nos hurtan. Porque se multiplican los escándalos, como escandalosa es la gestión que padecemos, como escandaloso es el gobierno que tenemos, con y sin pandemia.
Aparecen por doquier empresas que hacen mascarillas que el gobierno no quiere, que se quejan de inacción, de tener retenidos cargamentos de epis para sus trabajadores en las aduanas, contratos sospechosos de ser pagos de favores a separatistas para mantener el poder y cosillas de esas que te alegran el día. Dentro de lo que cabe.
También se alzan voces, muchas, cuestionando el secuestro masivo y selectivo que pretenden hacer cuando tengan test suficientes, si es que alguna vez tienen. Pabellones deportivos convertidos en cárceles, genial idea que se les ha ocurrido, con la que no disimulan ni un poquito cuáles son sus verdaderas intenciones. Arcas de Noé tienen la desfachatez de llamarlas. Gulags les debe parecer demasiado explícito.
Y ¿en que anda la pandilla mientras? Que si hay que soltar a los golpistas de la cárcel que lo están pasando regular, los pobres, que si a expresar condolencias a los musulmanes porque ha fallecido uno de ellos, que si paso de los otros 13.500 porque me importan una mierda…
En denunciar y detener mucho a los que se «saltan la cuarentena», comisarios y generalotes machotes dando cifras de castigos ejemplares. Vayan tomando nota para cuando no tengamos qué comer. Pero qué mala es la gente, no se dan cuenta que dar un paseo es como esparcir el virus a toneladas, no como ir a una buena mani de monas, que era inocuo.
Que si voy a dar una paguita a todos, renta básica universal dicen, que saldrá directamente de los jirones de piel que os iremos arrancando, que si os voy a encarcelar aunque no estéis malos, pero solamente a los que sean un peligro público (¿disidentes?).
Y en administrar la muerte y la miseria. Porque las directrices del ministerio de sanidad con guadaña para los pacientes de las ucis están dictadas por uno de los herederos de esos que alguien, en un memorable libro, llamó los arquitectos de la cultura de la muerte.
Y decir si es bueno llevar mascarilla es especular. Nivel de la ministro portavoz, verborrea indecente, para ganar por adormecimiento mental.
Y en perseguir los bulos, que es una buena forma que se les ha ocurrido para callar a los disidentes, a los que no aceptan pulpo. Ni soportan las mentiras, la propaganda, ni a los tontos útiles. Ni a los hijos de puta.
Y seguimos muriendo.
Repugnar, 5ª acepción: causar aversión o asco.
Obsceno: Impúdico, torpe, ofensivo al pudor(a la honestidad, modestia,recato).
Implorar: pedir con ruegos o lágrimas algo.
Recordamos la definición, esta es mía, de muy peligroso: nuestro gobierno.
Recordamos la definición de imbécil de la RAE, que debería ser de obligada lectura antes de votar (aun sin que muchos la comprendan): Tonto o falto de inteligencia.
Recordamos también la definición de criminal, según la RAE, 4ª acepción: que ha cometido o procurado cometer un crimen.
Y recordamos la definición de mentiroso de la RAE: que miente, y especialmente si lo hace por costumbre.
Y la definición de secuestrar, según la RAE: retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.
Y deseamos, de corazón, la total y completa recuperación de cuantos aquí se citan.
P.d.: el (no) uso de las mayúsculas es, cómo no, deliberado