Tribulaciones en la crisis del virus (día 32)

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Tribulaciones en la crisis del virus (día 32)

18.056 personas fallecidas. Y las que no se cuentan.

Los muertos del sepulturero profanador y su compinche bolchevique.

Hemos tenido un día pintoresco, de esos que hacen que te quieras bajar de este mundo, de este descompuesto país. Empezamos leyendo en el boe (vaya instrumento macabro, el boe) que se han cargado la compraventa, la distribución de testes. Otra cosa más que se cargan, estos que son como el puñetero perro del condenado hortelano. Ni comen ni dejan comer. Ni hacen testes, ni los saben o pueden o quieren comprar, ni dejan que otros los hagan. Que no me digan que esto es solamente estupidez, porque no lo es. Ojo, y no estoy diciendo que no sean estúpidos, que no me estoy volviendo blando, no.

Esto es la destrucción, poquito a poco, paso a paso pero sin parar, de todo lo que de mercado tenemos. Todo lo que puede ayudar a combatir la enfermedad, pero sobre todo, todo lo que puede ayudar a combatir la pobreza. Porque esa llegará, llegará.

Después pudimos saludar al tonto simón, entrañable y siniestro personaje al que muchos se habían acostumbrado escuchar, con esa vocecilla melodiosa que tiene. ¡Qué tio! Ahora que ha pasado el virus por él, dice que es algo más grave de lo que parecía. Pobre, habrá tenido fiebre o algo.

Así que, como ha vuelto, estaremos cerca del pico, digo yo.

Puestos a saludar, hemos saludado a carmen calva, nuestra feminoide favorita (con permiso de irena). Aunque estaba ocupada dando las gracias al personal de la Ruber y después ha salido corriendo a una mani de monas que tenía pendiente. ¿O el 8M ya ha sido?

Las afotos de ayer repartiendo el billón de mascarillas han quedado majísimas. Ahí están nuestros superfluos favoritos, que lo mismo reparten mascarillas que atizan a la población por saltarse el ilegal, el casi criminal confinamiento, o que devuelven bolsas llenitas de naranjas a su dueño (gracias a Dios).

Como las repartidas pasaban con mucho del billoncejo, el gobiernín no quiere comprar más, como queda patente en varias entrevistas que se han hecho. Es mucho mejor repartir migajas, el pueblo te va a adular más, y anunciar que el viernes habrá muchas en las farmacias, a ver si se agolpan y podemos, o bien denunciar mucho, o bien tener excusa para endurecer el confinamiento. O tener que poner ya a circular la primera cartilla de racionamiento, que ya va siendo hora.

Y el filósofo illa, el ministro maravilla, va y nos dice que los hogares están siendo un foco de contagios, que le estamos estropeando la curva. Lo hacemos a posta, malditos que somos, lo hacemos a posta. Él esforzándose por que muramos, digo por cuidarnos, y nosotros a contagiarnos.

A ver, pedazo de abedul, si nos has encerrado, qué coño quieres que hagamos. Nos infectamos en casa porque no nos dejas salir y porque no vemos al puto virus. Esperen. ¿No insinuará que lo que tenemos que hacer es morirnos para dejar de contagiarnos? Hasta yo me asusto.

Pero la que más mola es chiqui, la ministra más lista. Tiene una velocidad de palabra y una dicción tan depurada, además de razonamientos de alto nivel que, para variar, no le he entendido nada. No es preocupante. No tiene nada que decir, nada bueno, digo. Salvo, tal vez, que nos quedamos sin la tan ansiada paguita para todos (y todas) (y todes, no se me enfade naide). No tenemos un puto duro. Vamos que hasta para llegar al comunismo rápido hay que tener pasta y al compinche bolchevique no le llega con las arcas vacías que tenemos, ni con lo de venezuela.

Ya se inventarán algo.

De momento los testes rápidos que iban a hacer, muestreo masivo a la población (60.000 qué barbaridad), no se han podido hacer hoy. Problemas de logística, no me diga.

Mañana más, que no mejor. Porque aunque mejoren las cifras, claro, las que se han perdido ya no volverán. Y las libertades perdidas tampoco volverán, a no ser que las defendamos de verdad. Hemos vivido muy bien y durante mucho tiempo y se nos ha olvidado que hay que estar vigilantes y defender siempre lo importante. La vida, la libertad, la familia, la propiedad, y a Dios. Y que hay que pagar un precio por ello, muchas veces elevado.

Y nos siguen muriendo.

Definición de imbécil de la RAE, que debería ser de obligada lectura antes de votar (aun sin que muchos la comprendan): Tonto o falto de inteligencia.

Definición de criminal, según la RAE, 4ª acepción: que ha cometido o procurado cometer un crimen.

Definición de secuestrar, según la RAE: retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.

Y deseamos, de corazón, la total y completa recuperación de cuantos aquí se citan.

P.d.: el (no) uso de las mayúsculas es, cómo no, deliberado.

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