Decenas de miles de personas fallecidas. Y las que no se cuentan. Y las que no quieren que contemos.
Los muertos del sepulturero profanador y su compinche bolchevique.
Sesión de control del gobierno en el congreso. Me toca las narices que la llamen de control, cuando no se controla nada. Discursos grandilocuentes, pero pactos, pactos y más pactos. Los que pactan, los que quieren destruir españa, por diferentes razones, pero destruirla. Y siguen mintiendo como bellacos.
Es la democracia, amigo, eso nos cuentan.
Pero vamos a lo que más está dando que hablar en las redes, esa supuesta utilización política de las policías en contra de los españoles y a favor del gobierno.
Pongamos que el primer día del estado de alarma, es decir, con el decreto original y sin haber entrado en ninguna de las esquizoides fases de la “desescalada de los huevos”, un atento caballero sale de casa a las 12 del mediodía. Ataviado con su mascarilla, se dirige a comprar el pan y unos comestibles que le hacen falta. Hace buen día y camina en solitario por una pista que le lleva al pueblo de al lado donde hay un pequeño supermercado muy bien surtido, a diferencia del super de su pueblo, más caro y peor surtido. Son unos tres kilómetros que recorre a buen paso, deteniéndose un par de veces a fotografiar unos pajaritos, que le gustan al buen hombre (tiene que haber gente para todo).
Una vez en la localidad, y antes de comprar, entra en la iglesia, que está abierta y reza en solitario unos minutos. Solamente hay otra persona, en la otra fila de bancos, también con mascarilla y se saludan desde la distancia. Después, entra en el supermercado, saluda a un conocido, sin acercarse demasiado, y compra lo que le hace falta.
Fuera, se dirige otra vez hasta su pueblo, pero va esta vez por una pista paralela a la carretera. Antes de entrar en casa, va hacia el estanco, a comprar tabaco, que todo el mundo tiene algún vicio, piensa. Además de hablar con el estanquero, saluda a su prima, que se cruza con él, también con su mascarilla, y le pregunta por el estado de toda su familia. Como están todos bien, se va hasta su casa, entra, deja la compra, se lava las manos y se sienta a descansar.
Por el camino, de vuelta, le había parado una patrulla. Al preguntarle qué hacía en medio del campo, contó su historia, la verdad. Le denunciaron por infringir la ley de seguridad ciudadana, desobediencia, artículo 36,6, porque estamos en estado de alarma, dijeron y usted no puede ir a comprar donde le da la gana, tiene que ir al más cercano, está poniendo en peligro la vida de sus conciudadanos. Es, en definitiva, un irresponsable.
Un dineral.
La pregunta que me hago es la siguiente. ¿cuántas conductas ilegales han podido descubrir en esta historia?
La respuesta es una. Solamente una. Y no la ha cometido nuestro amable caballero.
Si percibe otra cosa, allá usted.
Y nos siguen muriendo.
Definición de imbécil de la RAE, que debería ser de obligada lectura antes de votar (aun sin que muchos la comprendan): Tonto o falto de inteligencia.
Definición de criminal, según la RAE, 4ª acepción: que ha cometido o procurado cometer un crimen.
Definición de secuestrar, según la RAE: retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.
Y deseamos, de corazón, la total y completa recuperación de cuantos aquí se citan.
P.d.: el (no) uso de las mayúsculas es, cómo no, deliberado.