19.980 casos y subiendo, según la rudimentaria (a propósito) página web del infame ministerio de sanidad, ya saben, todo transparencia.
El día está siendo trepidante. El país casi parado, la gente en sus casas, aguantando mecha y preparándose para un fin de semana estelar.
Las redes arden, con mucha gente contestando, no todos con los nervios templados precisamente, a los prebostes que nos pastorean. El miedo se extiende; al virus, a las multas si sales de casa sin excusa (e incluso con ella) y a los cuasicriminales políticos que dicen que nos gobiernan.
Llegan vídeos y más vídeos al wass, audios. Unos nos dicen que hemos entrado ya en el acabose, otros son de risa y comienzan a llegar los de las detenciones jaleadas por los vecinos desde los balcones. ¡Ésa es mi gente, la que que lapida al vecino! Sin compasión, que lo quemen en la hoguera ya hombre, mira que estar en la calle…
Convocatorias de aplausos y caceroladas varias hay tantas ya, que lo difícil va a ser coincidir con alguien en alguna. Los eternamente movilizados han conseguido su objetivo, que no es otro que dividir para quedar encima.
Pero yo estoy tranquilo. Y mucho. Sé que la situación está controlada. Estaría nervioso perdidito si hubiera escuchado al tonto simón decir que no sabe explicar por qué tenemos una tasa de mortalidad tan alta. O si hubiera oído balbucear al ministrín astronauta al explicar no sé qué de una vacuna.
O si, pongamos por caso, hubiera visto que algunas comunidades autónomas van por libre, que se mueven acusando a la vez al gobierno de no hacer nada. O si otras insultan al gobierno en la prensa extranjera.
Estaría muy nervioso, incluso, si pensara que el gobierno está maniobrando para cerrar la voz, el control del congreso, a la vez que tiene tomada la podemos televisión, obstaculiza la entrada de material sanitario del exterior, requisa lo que hay dentro, lo guarda todo bajo llave y no hace pedidos de material a las empresas que lo pueden suministrar. Todo con un golpe de estado dado hace más de dos años y no cerrado, con la fiscalía tomada, los jueces acorralados y los comunistos, etarras, independentistas y demás parásitos como socios.
Casi estaría muerto de miedo si sospechara que, entre esta maraña de medidas económicas que no ponen un puñetero duro encima de la mesa, hubieran colado en el cni al vicepresi de las coletas, el empleado a sueldo de (quién), si viera cómo este mismo se salta la cuarentena delante de todos sus súbditos secuestrados y encima es excusado.
Y mi acojono sería total si viera que los ciudadanos se han resignado a obedecer sin cuestionar a esta pandilla de ineptos, de interesados, de peligrosos que tenemos al frente. Si viera que aceptan la mentira, la confusión, las maniobras para aprovechar la situación y quitarnos la libertad, la propiedad y la vida, sin decir ni mú.
Pero todo eso no está ocurriendo, ¿verdad?
Así pues, esta noche voy a ver una peli buena, mientras todo está en calma a mi alrededor. Y mañana hablamos de los chinos.
Hoy recordamos la definición de secuestar, según la RAE: Retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.
Y recordamos la definición de imbécil de la RAE, que debería ser de obligada lectura antes de votar: Tonto o falto de inteligencia.
P.d.: el (no) uso de las mayúsculas es, cómo no, deliberado.