130.759 casos y subiendo. Bienvenidos al maravilloso mundo de la mentira, de la media verdad.
Podemos televisión y sus satélites, bien regados con los billetes de todos los secuestrados, tocan las campanas hoy. Las cifras dan un respiro, el confinamiento (secuestro deberían decir) está dando sus frutos. Todo son sonrisas, bailes, aplausos, más aplausos.
Cualquier hombre de bien se alegra de que haya menos enfermos, menos muertos que ayer. Cualquiera. Pero sigue habiendo un número tan considerable como para tener algo de prudencia, de decencia, al menos para aplazar los brindis.
Como es Domingo de Ramos, a pesar de que muchos intenten ocultarlo, olvidarlo, prohibirlo, hemos pasado la mañana haciendo palmas y ramos en casa. Yo he permanecido observante, pues mis habilidades para las manualidades son tantas como simpatía tengo por el sepulturero profanador. Imaginen.
Y después ha venido lo obsceno. Pues eso es lo que ha hecho, un alarde de obscenidades, el ministra del interior en una entrevista publicada en un periódico español del norte. Dice el impresentable que el gobierno no tiene nada de lo que arrepentirse.
Lo que viene a ser que, de volver a tener que hacerlo, lo haría, no igual sino peor. Un pijoprogre no se arrepiente jamás, nunca, faltaría más, es infalible, inasequible al desaliento, moralmente superior, un semidios. Si usted no lo reconoce, es que es facha, entérese. Que le aprovechen esas hamburguesas que tanto le gustan. Arrieritos somos…
Lo obsceno. Rueda de prensa, sin prensa, de los cuatro minitros de la crisis, los elegidos. Está todo controlado, todo bien.
Y el sepulturero profanador se reúne con los presidentes de las comunidades autóctonas. En un frenético desvivirse por todos nosotros, y solamente cuatros semanas de estado de alarma y 12.000 muertos (doce mil, ojo), pide datos de infraestructuras para aislar a los positivos que sean asintomáticos.
Obsceno.
Después de decirnos que no pasaba nada, de que fuéramos a las manis de las monas, casi a montar orgías, de encerrarnos luego en casa, de dejar desprotegido al país entero sin epis ni mascarillas, ni respiradores, ni tests, ni dinero, ni honra, después de dejarnos morir, de no hacer test ni a los sanitarios, ni a casi nadie, de dejar que contagiáramos a nuestros familiares por no hacernos ni caso, ahora dice que nos quiere encerrar aunque no tengamos síntomas.
Obsceno.
Como obsceno es que pida un listado para el viernes que viene. Ojo, no hay prisa, no se vaya a herniar ningún funcionario de los autóctonos.
Obsceno.
Y pavoroso pensar que, por dar un positivo en un test de los comprados en los chinos, a uno le vayan a secuestrar (más) en vete a saber qué pabellón deportivo, con la lista de altas y bajas en manos de los mamporreros del gobiernín sociocomunista que tenemos.
¿Chekas?
Se siguen viendo, aunque tímidamente, en la prensa opiniones sobre la ilegalidad manifiesta de la vulneración de derechos que han perpetrado estos tipejos. Perseveremos, perseveremos.
Reculan, ahora sí que van a dejar preguntas a la prensa en las ruedas de prensa. ¿Miedo? ¿Necesitan público?
Obsceno.
Como que convoquen a unos pactos de la moncloa en estas circunstancias, para tapar su indecencia y su incompetencia. Obsceno es que el ínclito ábalos, el de las cincuenta sombras de delsy, ataque en su comparecencia al único líder que ha tenido el cuajo de mandarlos a tomar por el culo.
Tomamos nota.
Y seguimos muriendo.
Obsceno: Impúdico, torpe, ofensivo al pudor (a la honestidad, modestia, recato).
Implorar: pedir con ruegos o lágrimas algo.
Recordamos la definición, esta es mía, de muy peligroso: nuestro gobierno.
Recordamos la definición de imbécil de la RAE, que debería ser de obligada lectura antes de votar (aun sin que muchos la comprendan): Tonto o falto de inteligencia.
Recordamos también la definición de criminal, según la RAE, 4ª acepción: que ha cometido o procurado cometer un crimen.
Y recordamos la definición de mentiroso de la RAE: que miente, y especialmente si lo hace por costumbre.
Y, como no, la definición de secuestrar, según la RAE: retener indebidamente a una persona para exigir dinero por su rescate, o para otros fines.
Y deseamos, de corazón, la total y completa recuperación de cuantos aquí se citan.
P.d.: el (no) uso de las mayúsculas es, cómo no, deliberado