En tus manos

En tus manos

En tus manos lo dejamos, Señora.

En tus manos para que, como en Empel, le protejas de sus enemigos.

Y para que en las frías noches le arropes con tu manto y le des consuelo en la tristeza, la angustia y la fatiga.

Bendita seas.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. José Arsenio García Bernal

    Amén.

Deja una respuesta