En tus manos lo dejamos, Señora.
En tus manos para que, como en Empel, le protejas de sus enemigos.
Y para que en las frías noches le arropes con tu manto y le des consuelo en la tristeza, la angustia y la fatiga.
Bendita seas.
En tus manos lo dejamos, Señora.
En tus manos para que, como en Empel, le protejas de sus enemigos.
Y para que en las frías noches le arropes con tu manto y le des consuelo en la tristeza, la angustia y la fatiga.
Bendita seas.
Amén.
Qué así sea