Manadas en nuestras calles
Una tarde cualquiera, en una pequeña ciudad española cualquiera. Un grupo de chavales, todos varones pasean en las primeras horas de la noche. Andan buscando sitio para cenar, charlan animados, despreocupados. Delante de ellos, en una calle no muy bien iluminada, solitaria, una pequeña figura aparece, sola, desvalida. ¡Papá!, grita una niña pequeña y lo repite una y otra vez. El grupo aminora el paso, desconcertado. Uno de ellos comprende en seguida la situación. Mira adelante, atrás, hacia todas partes, rápidamente, y se asegura de que nadie les ve. Es un lugar solitario y oscuro, así que hay que actuar. Se adelanta y se acerca a la niña. ¡Hola!, saluda, ¿no encuentras a papá?, le dice con voz calmada. Los demás rodean a la niña y el chico…